miércoles, 14 de noviembre de 2018

Niebla

¿Hay algo más maravilloso que la niebla? (Sí, posiblemente muchas cosas, lo sé).
La climatología es algo fantástico, nos abriga, nos sacude, nos agobia y nos mece.
Y aquí, en mi ciudad, la niebla debido al río es densa, con mucho cuerpo y te hace sentir abrazado por ella.
Hoy he pensado que echo de menos la niebla. Los paseos entre ella, en soledad, sin que nadie te observe. Y todo ello me ha hecho divagar sobre la mejor amiga del mundo, la mejor novia, la dulce soledad.
Soy un ser bastante diferente, de forma inherente, me gustan cosas no convencionales. La niebla, los días nublados, la lluvia, el frío, la soledad...
Hoy hablaba con una amiga mientras viajábamos en coche, me preguntaba por mi vida (sobre todo por un aspecto concreto de mi vida) y, aunque he salido del paso magistralmente, me ha hecho pensar.
Y he llegado a casa. En mi soledad, dónde me planteo las cosas, dónde repaso mis actos y someto todo a juicio.
He abierto el pc, no tenía muy claro qué hacer, si ver una peli, si leer el periódico y fum! he decidido ver fotos de mi adolescencia.
Casi como guiado, he acabado cogiendo un disco duro, para ver fotos familiares antiguas escaneadas, joyas absolutas. Divagando, escudriñando cada gesto de cada persona, cada sonrisa, profundizando en sus miradas, en busca de su felicidad.
Tengo un gran defecto. Bueno, tengo miles, no nos engañemos. Pero uno muy marcado (aparte de mi tozudez, mi constante ironía, mi verborrea nerviosa, etc, etc, etc), me monto pelis sobre la vida de la gente. Me paso de rosca y llego al punto que siento como propios los avatares de los que identifico como "sufridores". Soy capaz de repasar vivencias propias o ajenas hasta el detalle mínimo, buscando respuestas (muy pocas, por no decir nunca, llegan), intentando comprender, darle sentido.
Soy una jueza de la vida. Sin que me llamen y sin que tenga por qué. Simplemente por un sentimiento interno que me quema, no soporto la injusticia. A veces he perdido los papeles por meterme donde se supone que no me llaman, o eso dicen. Tengo un sentimiento mayor que el miedo a que me pase algo a mi, el de ayudar a otra persona.
No soporto lo de mirar hacia otro lado. Esta sociedad egoísta, cruel, individualista, nos ha hecho que sólo nos preocupemos por nuestro círculo más pequeño, a veces sólo en nosotros mismos. Vaya puta mierda.
Este fin de semana salí con mi familia y me dejó fatal observar como un anciano se propasaba con una mujer que a mi juicio tenía alguna deficiencia psíquica. Y así fue. Y tal cómo se comprobó, procedí a meterme dónde no me llamaban para decirle al "caballero" que era una puta vergüenza, que me daba asco y que le estaría observando tooooda la noche. Elena, que así se llamaba la mujer, no comprendía la situación que yo estaba observando con total claridad.
Todos los veíamos, pero nadie hacía nada, nadie se acercó siquiera a preguntarle si estaba bien, si le estaba incomodando o si necesitaba ayuda. Esa es nuestra sociedad.
Tampoco soy un ángel, que también hay que dejarlo claro. He tenido años en los que gestionaba muy mal mis emociones y me superaban, dejándome arrastrar por sentimientos negativos y convirtiéndome en ocasiones en una persona tóxica.
Me costó mucho recuperar la esencia de nuevo, volver al sendero, y busqué aliviarme a través de las experiencias mundanas. No me sirvió de expiación (pero que me quiten lo bailao'), así que empecé a trabajar en mi. Hasta pasarme de nuevo de rosca, he de decir, y convertirme en un peñazo de persona.
¿Alguna vez habéis tenido lo que queríais de verdad? ¿Y no os daba tanto miedo perderlo que lo perdíais por gilipollas? A mi esto me pasó dos veces. No estoy hablando de algo sentimental ya que de hecho en un caso nada tiene que ver con esto, es algo que va más allá. Es algo puro, intenso, más allá de lo físico y material.
La primera vez era una capulla integral. La segunda una capulla integral atormentada.
Ahora soy una capulla igualmente, qué esperabais.
La primera vez nunca verbalicé una emoción. Todo era acción/reacción. Me sentía inferior a esta persona y era un regalo que me quisiese de esa forma tan pura. Con los años agradezco tener de nuevo este regalo en mi vida. De una forma más pausada, fluyendo, sin ninguna necesidad, sin tener que aparentar no ser la capulla que soy. Es una persona maravillosa que sigue tal y cómo éramos de adolescentes. No ha cambiado nada.
La segunda vez fue una mezcla entre un desastre y algo sobrenatural. Aunque claro, cada persona lo vive de una forma distinta, por lo que seguramente lo cataloguen como otra puta mierda pasajera y sin mayor trascendencia. Todo puede ser.
Esta vez la cagué aún más. Esta vez sí era sentimental. La primera vez que me enamoraba, y qué amor! Me superó y acabé convirtiéndome en todo lo que odio.
La gente guay, equilibrada, sana y chanchiguanchi de la vida, olvida lo malo, se queda con lo bueno y pasa página sin martirizarse. Pues que os jodan cabrones que yo no lo supe hacer.
No tengo palabras que puedan describir, siquiera esbozar mínimamente lo que sentía. Amaba totalmente su persona, creía que eso tenía que ser cosa de magia, del Universo, o qué sé yo, ya que era imposible que se pudiese vivir algo así, ese sentimiento no era humano, trascendía cualquier dimensión. Y que fuese recíproco, coincidir en tiempo y espacio, de la misma forma. Poder hablar de nuestros sentimientos con alguien a quién amaba así, sin vergüenza, de forma plena, sincera...indescriptible.
Cómo todo, tenía sus cosas que yo no quería ver, ya que siempre soy de no querer ver, y era un "fregao`" épico. Ya no mi cabeza, que también sería para tres libros aparte, sino el marrón que se veía venir. Que cualquiera hubiese visto y se hubiese pirado, siguiendo con sus fiestas, sus amigos y su vida como hasta ese momento, pero no, cómo ya he dicho no soy de mirar hacía otro lado y me pillé hasta las trancas. Y recuerdo los 2 momentos clave en los que supe que me había enamorado.
También los momentos clave en los que la había cagado. Soy muy así, de cal y arena.
Y de nuevo aquí estarían los prácticos, los de la vida simple, los de no complicarse, los de continuar con la vida y no mirar atrás porque sois muy expertos. Pues un pin pa' vosotros.
Con el primer golpe, me quedé un poco jodida sólo porque no me hablaban. Con los años, conseguí la tarjeta del perdón y vuelve a ser parte de mi vida, algo que me alegra muchísimo.
Con el segundo, maldije durante años, estudié temas en los que no creo sólo por acercarme a la psicología, al pensamiento, al perdón. Intente redimirme, y nunca tuve el valor de tratar el tema abiertamente cómo hablábamos antes, por temor, por vergüenza, poque para qué si la otra persona ni se acuerda y tiene una vida plena. Así que simplemente me lamí las heridas y acepté que a veces la sonrisa más bonita del mundo, la persona más especial y deslumbrante no siempre gana (una puede tener sus sombras y sus bajones, pero lo cortés no quita lo valiente, y yo valiente lo soy un rato).
En realidad a veces somos muy cobardes, y es más fácil quedarnos en lo conocido, en nuestro cascarón, aun con insatisfacción o indiferencia, sólo por miedo.
Después ha habido gente que me ha amado y que me ama, o decían hacerlo o lo hacen, quién sabe, tampoco me abrí ni me abro cómo para saberlo.
Viendo así por encima el rollo que estoy soltando da una pereza enorme pensar que alguien lo lea. Aunque en realidad no creo que nadie lo lea. Este espacio estuvo años cerrado, y nadie sabe que lo he vuelto a activar. Sirve de terapia para despejar esas "nieblas" de la cabeza. Soltar lastre, reflexionar sobre lo que no hablamos, lo que no nos atrevemos a compartir.
Las putas películas de Disney y los cuentos qué daño han hecho...

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